Como todas las tardes, un hada, estaba sentada al borde del lago, mirándose en el reflejo del agua. Miraba su carita con tristeza, porque no era demasiado agraciada. Todas las demás hadas, duendes, ninfas y elfos, de ella se reían, porque de todas, era la menos bella.
Pero aquella tarde de invierno, en la que comenzaban a caer las primeras gotas de lluvia, apareció cierto principe..., el más bello del lugar.
Se acercó a ella y le preguntó:
- ¿Por qué estás tan triste bella hada?.
El hada le miró, extrañada de sus palabras...
Sin levantar su cabeza le dijo:
- ¿Por qué decis que soy bella?. ¿Acaso quereis reiros de mí como los demás?
El principe le respondió:
- No, nada más lejos de mi intención. No pretendo reirme de ti. Creo, que la belleza exterior no tiene nada que ver con la belleza interior. Hace tiempo que te observo escondido entre los arboles, y se que tu belleza interior es la más bella de todas las hadas.
Las gotas de lluvia continuaban insistentes, haciendose cada vez más fuertes, mojando el largo cabello de la triste hada...
Con envidia, las hadas del lugar, observaban la escena, pues el principe era el más apuesto y codiciado joven del pais.
- Mi señor... -respondio el hada- Vuestras palabras me reconfortan... pero decidme, por qué os fijais en mí?.
El principe le respondió:
- Hace tiempo que paseo por este bosque, buscando un poco de paz... Huyendo de las que me persiguen, de las que quieren cazarme para casarse... Pero yo se, que sólo me quieren por mis riquezas y por el trono. Pero tu, tu eres especial, te preocupas siempre por los demás, ayudándoles en todo lo que puedes, aunque despues no reconozcan tu esfuerzo y te desprecien por no ser agraciada en belleza. Te observo desde hace tiempo y admiro tu manera de ser. Hoy, bajo esta lluvia, me decidí a acercarme a ti, para pedirte que te cases conmigo... pues me he enamorado de ti y quiero que vivas conmigo en el castillo.
El hada le miró a los ojos. Unos ojos preciosos, como nunca habia visto... Las gotas de lluvia resbalavan por sus mejillas, y sintió dentro de su corazon, una sensación tan especial que se quedó prendada de él.
Casi instantaneamente, se enamoró, y le dijo al principe:
- Vos sois aquel con el que siempre soñé que un día encontraría.
Y sin importarles la fuerte lluvia que les calaba completamente, se besaron tiernamente, y así sellaron su amor.
El hada se fue con el principe a su castillo. Se casaron, y ella siguió ayudando a los demás, como le gustaba hacer, pero esta vez... todos la respetaron y admiraron su labor.
Desde aquel día, cuando llueve, los dos enamorados celebran su amor, paseando por el bosque, contentos y felices.
Con este cuento, participo en el certamen "Escribe tu historia" en el blog El Mosquitero. Se que hay relatos mucho mejor que los mios, pero mi intención es la de participar, pues me hace mucha ilusión. Espero que os guste mi cuento.